La autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad. Esta se aprende, cambia y la podemos mejorar.
Durante la infancia, el niño vive numerosas experiencias que el producen alegría, placer, satisfacción y otras que le provocan ansiedad, desilusión o estrés. Estas vivencias despiertan sentimientos que invitan al/la niño/a a sentirse más o menos valioso/a, a ser más o menos resistentes a las frustraciones, más o menos fuertes ante las críticas o ante los errores propios, a sentirse más o menos vulnerable ante los retos y más o menos satisfecho consigo mismo. Cuando este tránsito es positivo, el niño llega a sentir que es capaz de hacer frente al mundo y que es digno de cariño. De ahí la importancia de tener una buena autoestima.
Es a partir de los 5-6 años cuando empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven nuestros mayores (padres, maestros), compañeros, amigos, etcétera y las experiencias que vamos adquiriendo.
Cuando un niño tiene una buena autoestima, se siente valioso y competente. Es responsable, se comunica bien y es capaz de relacionarse adecuadamente con otros. Un niño con baja autoestima no confía en sí mismo y por lo tanto tampoco en los demás. Suele ser tímido, muy autocritico, poco creativo y en ocasiones puede desarrollar conductas agresivas, de riesgo y desafiantes. Esto provoca rechazo en los demás, lo que a su vez repercute en su autovaloración.
En la autoestima influyen muchos factores: la imagen corporal, la cultura, las creencias, los valores y también es importantísima la consideración y valoración que los/as niñas/as reciben por parte de los adultos, sobretodo aquellos que son más significativos, por ello la opinión que tengan los padres de los/as hijos/as tendrá una gran influencia en estos/as.
Algunos expertos afirman que una baja autoestima puede conducir a los niños hacia problemas de depresión, anorexia o consumo de drogas, mientras que una buena autoestima puede hacer que una persona tenga confianza en sus capacidades, no se deje manipular por los demás, sea más sensible a las necesidades del otro y, entre otras cosas, esté dispuesto a defender sus principios y valores.
La autoestima es una pieza fundamental en la construcción de los pilares de la infancia y adolescencia. El lado emocional de los/as niños/as jamás debe ser ignorado por los padres . Hay que estar atentos/as a los cambios de humor de los/as niños/as y a sus altibajos emocionales. Desde el nacimiento a la adolescencia, por su vulnerabilidad y flexibilidad, los niños deben encontrar seguridad y cariño en las personas que les rodean y los padres pueden hacer mucho por mejorar la autoestima de su hijo.
Pero, ¿cómo podemos saber si nuestro/a hijo/a tiene una alta o baja autoestima?
Aquí tenemos algunas pistas sobre las manifestaciones de una buena autoestima en los/as niños/as:
- Actúa con independencia.
- Afronta nuevos retos con entusiasmo.
- Cuando las cosas no le salen como desearía, tolera bien la frustración.
- Siente un gran orgullo personal por sus logros.
- Se siente seguro y a gusto consigo mismo. Se acepta a sí mismo y a los demás.
- Tiene un concepto realista de sus puntos fuertes y débiles.
Mientras que, en el caso de niños con una baja autoestima, encontramos:
- Evita las situaciones que le pueden provocar ansiedad o miedo y tienen alto temor a equivocarse. Se siente incapaz de hacer las cosas por sí mismo.
- No valora sus capacidades porque cree que no sabe, no sirve y es inútil para… Se fija exclusivamente en lo que no le gusta de su aspecto y se ve múltiples defectos.
- Se siente infeliz, triste, disgustado y frustrado porque las cosas no le salen bien .Suele tener rabietas.
- Presenta una alta necesidad de llamar la atención. Además, suele manifestar que los demás no le tienen en cuenta y le rechazan.
Dos cosas que puedes hacer para mejorar la autoestima de tu hijo/a:
- No le exijas la perfección, exígele que se esfuerce, no que sea perfecto/a. Ajusta tus expectativas-
- No te centres en los errores y defectos de tus hijos/as. Céntrate en las virtudes y logros y elógialo/a por ello. Las criticas constantes destruyen la autoestima de los/as niños/as.
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